1.- Centro
escolar y diversidad del alumnado.
La
diversidad es un fenómeno universal que se encuentra en la naturaleza y que se
manifiesta tanto en sus estructuras geomorfológicas como en los reinos animal y
vegetal. La diversidad se encuentra así en la base de la identidad de cada
individuo y también en cada profesor o profesora por el hecho de ser personas.
Esta diversidad intrínseca responde al principio de autoorganización (Jacquard)
que a partir de una base biológica individualizada se desarrolla mediante
experiencias, fruto de interacciones ambientales realizadas en el marco de un
ámbito cultural marcado por la organización y la memoria colectiva.
Situaciones
familiares, sociales, culturales y escolares en constante interacción producen
diferencias que no siempre somos capaces de tratar de la mejor manera en los
centros educativos. Así sucede cuando se mantienen modelos únicos de intervención
uniformizadores y normalizadores para la organización de grupos de alumnos y
alumnas, programas, horarios rígidos o tratamiento de la disciplina. Y es que
en la es-cuela a veces olvidamos las diferencias que tienen los alumnos cuando
acceden a ella o las que se producen como consecuencia de los diferentes
intereses, ritmos de aprendizaje o situaciones personales. Progresivamente,
tanto la sociedad como la es-cuela han ido sentando las bases para la atención
de alumnado con necesidades educativas especiales (NEE): en primer lugar, de
forma totalmente privada y elitista; más tarde, desde las instituciones
públicas y como servicio generalizado. No obstante, aún prevalece hoy en día
una atención caracterizada por:
•
Enfoques en los que predomina el punto de vista de la medicina.
• Un
afán clasificatorio de los deficientes y de las deficiencias.
•
Proporcionar una atención educativa reeducativa separada en algunos casos de la
educación ordinaria y especializada según las deficiencias.
Exigir
colaboración multidisciplinaria en la atención a las personas con NEE.
Este
planteamiento, que prioriza la atención y clasificación de las personas según
la etiología y no según necesidades educativas, fomenta la creación de centros
especializados y segregados según los déficits, al mismo tiempo que da a la
pedagogía aplicada un sentido esencialmente protector (pedagogía terapéutica)
por el hecho de considerar al estudiante como un enfermo.
Este
planteamiento es muy cuestionado, aunque se reconocen las aportaciones que en
el campo de las técnicas específicas se están realizando. Una nueva filosofa,
desarrollada a partir de la década de los 70 en EEUU y en algunos países
europeos (Italia, Noruega, Suecia...), reivindica el papel de la normalidad
dentro de la diversidad.
Plantearse
la normalidad quiere decir prever una situación ideal posible a partir de un
proceso progresivo de normalización. El principio de normalización implica la
aceptación de la persona disminuida con todos los handicaps y la evolución del
in-dividuo hasta el nivel óptimo de sus posibilidades. Además, la normalización
incluye el rechazo de tratamientos específicos que supongan el aislamiento de
una persona respecto a su colectivo.
El
derecho a la diferencia reclama la aceptación, por parte de la sociedad, del
respeto a las características singulares.
Estos
principios permiten incluso más especificaciones, como los establecidos en
algunos contextos por la normativa legal. Nos referimos, por ejemplo, a los
principios de sectorización e individualización. El principio de normalización
reivindica para el diferente los ambientes donde tenga más posibilidades de
prepararse; en este sentido, las atenciones deben tener lugar en el medio
sociogeográfico donde se encuentre (sectorización). La individualización, en
tanto que preocupación, y sus acciones consecuentes, por el respeto a las
peculiaridades del alumnado en cualquier situación en que se encuentre, es una
consecuencia inmediata del derecho a la diferencia.
El
centro educativo debe plantearse, en este contexto, aspectos como: ¿diversificar
el currículum o realizar el currículum de la diversidad?, ¿qué debe entenderse
por diversidad de alumnos ante el currículum?, ¿qué diferencias hay que
potenciar u obviar?, ¿cuáles son posibles de atender?, ¿qué hacer cuando las
opciones del centro chocan con los estereotipos sociales?, etc. Y no olvidar
que las opciones adoptadas son antes una opción ética que técnico-pedagógica.
Considerar
la diversidad supone analizar las posibilidades de intervención (en nuestro
caso, las organizativas) pero también considerar el marco en el que éstas se
manifiestan y, particularmente, las actitudes de las personas implicadas y los
recursos que para su realización aporta la sociedad. Se trata, por tanto, de
algo más que contemplar los estilos de aprendizaje de los alumnos.
2.- Las
Escuelas incompletas del ámbito Rural.
Desde
1857 hasta principios del siglo XX la enseñanza primaria fue deficitaria en las
zonas rurales por la poco atención del Estado.
La
Ley Moyano determinaba que en cada pueblo de 500 habitantes habría dos escuelas
públicas elementales: una de niños y otra, aunque incompleta de niñas. Pues
bien, en 1908 no existía más que 1,4 escuelas por cada 1000 habitantes.
Los
contenidos que se transmitían en aquella escuela eran pobres, el material
didáctico escaso y en mal estado. La lengua autóctona no se utilizaba por
considerarse un idioma inculto. Y por si fuera poco en 1924, durante la
Dictadura de Primo de Ribera, los contenidos educativos y el personal docente
fueron sometidos a un estrecho control ideológico.
Al
final de la Dictadura, en sus dos últimos años, se hicieron esfuerzos y se
crearon 1000 puestos escolares por año.
En
1931, el número de escuelas aumentó en 23.346, representando un aumento medio
anual de 292. Pero como dice Fernández, las escuelas rurales eran escasas, los
maestros pocos, mal pagados y mal preparados. Los niños dejaban la escuela, que
no había cambiado, para trabajar y ayudar a sus familias.
La
política educativa más alabada fue la de la 2ª República, porque la educación
era la mejor defensoría del propio régimen republicano y porque “es mucho más
grave que nos hayan entregado una España sin escuelas y un país donde más de
sus habitantes no saben leer ni escribir. La República sabe que la
ignorancia es su peor enemigo”.
Se
crean escuelas, el proyecto educativo piense en cómo llevar la cultura a los
pueblos alejados y al medio rural, creando las famosas Misiones Pedagógicas.
Se
construyeron más de 50.000 escuelas unitarias y su explicación puede ser por
dos motivos:
Menor
coste con respecto a las graduadas.
Existencia
de un alto porcentaje de población dispersa en municipios rurales.
*
Titulación:
El
articulo 180 dice que para ser maestro de primera enseñanza se necesita tener
20 años y el título, pero “quedan exceptuados los que regenten escuelas
incompletas; los cuales, al igual que los de párvulos, podrán ejercer mediante
un certificado de aptitud y moralidad expedido por la Junta local y visado por
el Gobernador de la provincia” (art. 181).
Pero
no es sólo cuestión de titulación, sino también de falta de autonomía
pedagógica, didáctica y organizativa.
Los
niños de los medios rurales padecieron más la falta de maestros titulados.
*
Sueldo:
Se
cobra en función del número de habitantes de la localidad donde se ejerce.
El
problema del salario, dependiente de los Ayuntamientos y de los caprichos de
los alcaldes y juntas locales, comenzará a arreglarse a partir del R.D. de
julio de 1900 por el que su mensualidad correrá a cargo del Estado.
*
Compatibilidad:
La
función de maestro era compatible con otras (art. 174), pero “en las escuelas
elementales incompletas la función de maestro era compatible con la de Cura,
Secretario del Ayuntamiento u otras compatibilidades con la enseñanza” (art.
189).
3.- El
Sistema Escolar como Ecosistema.
El centro educativo como síntesis de
influencias
Sin duda la educación es una de las primeras y
quizá la más importante referencia que se asocia con el concepto de escuela. Se
establece con ello la división entre la educación asistemática y sistemática,
entendida esta como un proceso de intervención intencional. La educación se
especializa y se concentra en personas específicas que utilizan también a su
vez marcos específicos de actuación.
El sistema educativo y el sistema
socio-cultural.
Es
definido como un sistema sociocultural, formado por la interacción dinámica de
instituciones, grupos, personas o elementos que posibilitan formarse y
socializarse a una determinada población.
El sistema escolar como subsistema.
Para
Rodríguez los fundamentos de los sistemas escolares serian: económicos,
sociopolítico-legislativos, históricos, culturales y filosóficos. De modo
específico, personas señala dos funciones básicas: compromiso con los valores
comunes de la sociedad y desempeño de un rol especializado.
El centro educativo como resultado.
a)
El centro educativo es un sistema conformado por elementos diferenciados que se
relacionan entre si y que conforman, en cierto sentido, subsistemas escuelas.
b)
La escuela es aún sistema abierto eso es un esquema recurrente de hechos
diferenciados del medio con su entorno.
c)
La escuela complejo no solo por la cantidad de elementos que en ella
intervienen, como ya vimos, sino también por su carácter abierto, lo que le da
multiplicidad de posibilidades ante cada realidad concreta.
d)
La escuela es una realidad histórica, por cuanto en sí misma como en sus
elementos intervienen factores conformados históricamente que ajustan su
actuación en momentos concretos.
4.-
La Organización de la Escuela como Ecosistema.
Los
elementos que se indican a continuación dan sentido orgánico y totalizador a la
escuela como eco-sistema, los cuales se caracterizan por su interdependencia y
son:
Población:
alumnos, profesores, padres y comunidad local
Organización
de relaciones: estructura holística de la institución educativa, donde se
suceden el conflicto, el cambio educativo y la formación del docente
El
ambiente: toca lo físico (espacio y tiempo), la cultura institucional y el
ambiente externo
La
tecnología: conformada por los proyectos educativos y pedagógicos, la vida
económica y administrativa de la institución y la evaluación. Estos elementos
se interrelacionan a través del currículo que es el medio o correa enlaza la
cultura, objeto de asimilación pedagógica por los alumnos dada la mediación de
docentes y padres. Este representa la razón que define las relaciones en la
escuela, además es el generador de tecnología mediante el cual se configura de
forma concreta la escuela como ecosistema. Finalmente, es el dinamo de
innovación, enriquecimiento, cambio y transformación escolar. Implicaciones de
el paradigma ecológico en lo pedagógico Implica una visión global, holística,
compleja e interdependiente de la escuela y los procesos que se llevan a cabo
en ella. Permite concebir la complejidad del cambio y transformación de los
procesos formativos de manera cualitativa.
Esto
da como resultado concebir la escuela como una unidad compleja de cambio e
innovación educativa, donde se han de formar los docentes de manera
colaborativa. Reconoce la diferencias, diversidades y complejidades de las
representaciones orgánicas que se suceden en la escuela donde se producen y se recontextualizan
los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Por último defienden la existencia
de la tecnología (instrumentos y herramientas) desde la dinámica energética del
currículo como engranaje decisivo y fundamental para el desarrollo de la
cultura.
5.-
Escuela: Institución vs Organización.
La
escuela, como institución en tanto regularidad cultural, pero también como
organización en tanto refiere “a su basamento edilicio, su estructura de roles
y funciones y la definición explícita de sus metas y fines”. Se hincapié,
simplemente en la necesidad de “comprender y explicar de modo operativo la
escuela”, pues ambos son aspectos complementarios y necesarios para poder
entenderla.
Al
intentar caracterizar a la escuela como institución, se parte de una concepción
sistémica de la misma. Si decimos, entonces, que la institución es un sistema,
la entendemos, no como una sumatoria de partes de aulas, grados, docentes,
alumnos, padres, etc. sino como un todo integrado en donde las partes son
interdependientes y donde lo que sucede o afecta a uno u otro componente del
todo, repercute sobre los demás. Este modo de concebir a la escuela hace que
todos los hechos o fenómenos que sucedan en ella no sean entendidos de una manera
lineal tipo causa-efecto sino como una circularidad.
Si
consideramos la realidad de la escuela como un subsistema, dentro de otros de
mayor dimensión, veremos cómo la responsabilidad de lo que sucede en ella no
recae sobre uno solo de sus componentes sino que cada cual desde su lugar
aporta “su grano de arena”.
Otro
aspecto importante y que fue tratado sutilmente en anteriores post, es el de
las instituciones cerradas y abiertas. La teoría sistémica nos viene “como
anillo al dedo” para tratar de explicar el porqué de la resistencia a los
cambios, como por ejemplo, en el caso de los sistemas cerrados, prácticamente
imposibilitados por esta razón de autogenerar cambios que le permitan ir
creciendo, aprendiendo, abriendo sus puertas a la interacción con el medio
externo. Dichos sistemas pueden llegar a funcionar amparados en una falsa idea
de “equilibrio”, de “estabilidad”, a la cual se aferran para justificar la
falta de necesidad de generar los cambios, las transformaciones o introducir
novedades en el sistema.
Ahora
bien, los sistemas (escuela, familia, sociedad, etc) están conformados por
personas, no se constituyen como simples componentes que interactúan entre sí.
Las personas tenemos sentimientos, deseos, ambiciones, poseemos una historia,
una forma de entender el mundo, las relaciones, la profesión, etc.
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